Ice skater Girl

 1. El principio del fin. 
 
Nunca pensé que iría al Gran Prix Final. Cuando entré en el estadio estaba muy emocionada, era la primera vez que llegaba    y quería ganar pero los nervios   aparecieron cuando iba a salir.
 
- Ahora le toca a la japonesa Marina Kishimoto, es   su primera vez en un GPF, ¿será en Barcelona que ella logre su 1ª medalla de oro? Ahora lo vamos a ver.
 
La música empezó   a sonar, empecé   a moverme sintiendo la melodía como siempre pero no sé que   me pasó, estaba realizando mi rutina con muchos fallos    y sentí   como la presión hizo mella en mí y cuando realicé el salto fallé. 
 
-Kishimoto   se ha caído en el 2 axel + 2 toe + 2 toe, eso va a repercutir en la nota técnica. 
 
-¨Vamos Marina tranquila que tu puedes hacerlo¨

Poco a poco la presión iba ganando terreno, esto provoco que los demás saltos me salieran mal.

-Parece que la japonesa no ha tenido un buen día, que pena con lo bien que le había salido la temporada.

Terminé la rutina con lágrimas en mis ojos de color zafiro, me fui al vestuario directamente, no quería ver mi puntuación ya que   sabía que había cometido muchos fallos y por ende sabía que me iba a quedar en el último puesto.

Estaba frustrada, desanimada y con ganas de que esto terminará lo más pronto posible.

 -Marina – Entró mi entrenador Yuki y me abrazó –No te rindas, inténtalo el año que viene, yo se que tú amas este deporte.
–No sé, hice bien toda la temporada, llegó a la final y la pifio.
–Anímate, verás como el año que viene te saldrá mejor. 
 
Salí del vestuario, con pocas ganas de encontrarme con gente y de repente tenía a Lilya Ivanova en frente de mí.

 –Enhorabuena Lilya, disfruta de tu victoria –Le dije con una sonrisa falsa –Me marcho, bye.

Lilya   era un poco más baja que yo, tenía su pelo rubio y largo recogido en un moño con un lazo azul, su piel era clara y ojos verdes claros.
Vestía un conjunto deportivo con colores rojo y blanco; en el pecho de la chaqueta   tenía una R U que indicaba que era patinadora de la Federación rusa y el pantalón era rojo con una rallas a los lados de las piernas, y para finalizar llevaba unas deportivas blancas con cordones rojos.
 
– ¡Animo! El año que viene lo harás mejor.
 
Se fue dejándome atrás, me sentía más hundida y perdida,   busqué a Yuki para irnos al hotel Oboga Blanca para   ducharme y acicalarme para la cena que había por la final.

Esa tarde no di ninguna entrevista ya que fue mejor para mí y directamente fuimos a la habitación 216.

La habitación se estaba formada por: Dos camas individuales que estaban separadas por la mesita de noche, enfrente de las camas había una televisión 45 y debajo había un mueble de madera color marrón oscuro.
 Al final de la habitación   estaba el cuarto de baño; tenía una mampara con una ducha, un retrete y lavabo, todo en colores blancos y marrones.
 
Me quité la ropa y entré en el baño, para darme una ducha y aclararme las ideas ya que en este momento no sabía que iba hacer con mi vida.
 
Cuando salí de la ducha, me puse un vestido rojo liso que tenía la   espalda al descubierto y después me maquillé; en mis mejillas me puse un colorete melocotón   y en mis ojos un poco de rímel y una sombra de ojos dorada.
Justo en el momento que me iba a secar el pelo, entró Yuki y pasó a la ducha.  
 
Yo no tenía ganas de hacerme un peinado bonito así que cogí un rosco de mi neceser, me hice una coleta y empecé hacerme un moño muy sencillo.
Cuando terminé cogí un lazo rojo y tapé el coletero con el lazo.

–Marina, sé que no tienes ganas de estar en la cena pero es algo que no te puedes escaquear.

Yuki ya se había duchado, se había puesto su esmoquin negro, camisa blanca, corbata granate y zapatos negros.
Su piel era blanca como la nieve, sus ojos eran grises, su pelo no era como los japoneses corrientes si no que era marrón claro.
Se estaba peinando el pelo hacia el lado derecho.
 
–Vámonos, ya estoy lista- no tenía ningunas ganas de estar allí, suspiré y salí –Antes que me quede aquí sin deber.
 
Fui al salón, que estaba en la planta baja, me senté en nuestra mesa, me fije que estaba en la misma mesa que la   federación rusa y   me puse muy nerviosa. 
ES l salón era muy amplio, en el había mesas por todos lados, en frente   estaba la zona de baile la cual era muy grande y espaciosa y por último la zona de orquesta. 
 
Llegaron los demás patinadores y entrenadores a la sala, cuando se llenó pudimos cenar.
Yo no dije nada, me sentía muy mal, no quería estar allí, si estaba mi ídolo pero no quería que me viera así.
 
–Marina san- se dirigió Yuuri hacia mí- Se fuerte, se que con practica y esfuerzo todo se logra.
 
No podía creer lo que me estaba pasando, miré a Yuuri y le asentí con un pequeño sonrojo.
 
La cena fue muy buena; entrantes queso, jamón y una tabla de embutidos que eran ibéricos,
El primer plato yo comí ensalada de canónigos con espárragos   y de segundo pedí solomillo de cerdo   con salsa de zanahoria. El postre era una tarta de moka con helado de vainilla.
Todo me gustó pero comí muy poco por el disgusto que tenía.
 
Cuando acabamos de cenar Víctor, Yuuri y Lilya se fueron a bailar, yo me quedé sentada al fondo de la sala. Miré el reloj   y eran las 23:30 de la noche, se me iba hacer eterno.
 
 – ¿Qué haces aquí? Ven a bailar   conmigo –la chica me tendió la mano –Soy Sonia Martínez León.
 
La chica que me tendía la mano era de piel bronceada, pelo moreno rizado y largo  que estaba recogido en una coleta con un lazo verde y sus ojos eran marrones
Vestía un vestido verde de palabra de honor que le llegaba un poco más de las rodillas y llevaba unos zapatos de salón negros.
 
–No me encuentro muy bien, soy Kishimoto Marina, encantada.
–No seas así, venga vamos a bailar, seguro que te olvidas un poco de lo que ha pasado hoy. 
 
No me dio tiempo porque Sonia me hizo levantar hacia la pista, había mucha gente divirtiéndose; unos bailando, otros cantando y otros animando a la gente a su alrededor para que bailen o cantasen. 
 
Cogí una copa de vino blanco, ya me daba igual lo que pasar y me fui con Sonia.
Por un momento se me olvido todos los pensamientos negativos que tenía y disfrute mucho de bailar con Sonia hasta que paramos en la mesa donde estaban los aperitivos.
 
– Vamos a comer algo, ¿no tienes hambre? –Le asentí –Prueba esto te va a gustar.
– ¡Qué bueno! –Miré a la derecha y vi a Víctor con Lilya sonriendo y me sentí triste –Tengo que irme, luego vuelvo.
 
Eran ya las 4:00 de la mañana y me dirigía a la habitación. Mientras iba   vi a un chico que se parecía a mi ídolo pero no era y de casualidad me choqué con él cerca del ascensor.
 
–Perdona, ¿estás bien? –Asentí sin decir nada más -¿Vas a subir?
–No, sube tú, mi habitación está muy cerca, no te preocupes.
 
Cuando el chico subió al ascensor, empecé a pensar la temporada del año que viene   y llegué a la conclusión que no debería   participar ese año.
Después de un tiempo cogí el ascensor y le di a la tecla de 2º piso para después dirigirme a mi habitación. 
 
Llegué a la habitación, me quité el vestido, lo doble y lo guardé.
 Después me quité el maquillaje con agua micelar y me eché mi crema de noche, me deshice el moño y deje las pinzas, la goma   y el lazo en el neceser que estaba encima del mueble y por último me puse   el pijama.
Me metí en la cama y me puse a llorar descontroladamente ya que no sabía que iba hacer.

 

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